Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. (Juan 4:24)

Adorar a Dios en Espíritu se refiere a nacer de nuevo del Espíritu. La única adoración que es verdaderamente aceptable para Dios es la que viene del espíritu regenerado del hombre. Nuestras vidas (como creyentes) son una adoración constante hacia Él cuando amamos, servimos, perdonamos y bendecimos a otros. Sólo un creyente nacido de nuevo es capaz de adorar a Dios en el Espíritu. El hombre natural es incapaz de este tipo de adoración.

Adorar en verdad se refiere a Jesús, quien es la verdad (Juan 14:6). Él es el único mediador entre Dios y el hombre, y por eso la única adoración que es válida es la que reconoce a Jesús como la única verdad. Aquellos que no aceptan o creen en Jesús están fuera de la verdad.

Adorar en Espíritu y en Verdad significa ser una hija o un hijo nacido de nuevo que exalta a Jesús como el único camino al Padre, como Redentor, Salvador y Señor.